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Cuando las palabras estorban (idiomas, eBook para Kindle, español)

Cuando las palabras estorban

 

Cuando las palabras estorban
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Título: Cuando las palabras estorban 
Autor: Clea Saal
Tema: estudio de los idiomas
Idioma: español
Formato: libro electrónico para Kindle
Publicado: 26 de enero de 2021
AISN: B08V2ZRCRV 
Precio: $4.95

Nota: Si el idioma que quieres estudiar es el inglés, o si prefieres una versión impresa, este libro fue publicado en un volumén doble con su contraparte Inglés para internautas, versión que puede amoldarse mejor a tus necesidades. Para leer el primer capítulo dar click aquí.


Una enorme pila de ladrillos no constituye una casa.

Eso, me parece, es algo en lo que todos estamos de acuerdo. Es también una buena explicación de por qué es que la mayoría de los intentos de aprender un idioma extranjero tienden no solo a fracasar, sino a fracasar en forma estrepitosa.

En pocas palabras, tenemos una tendencia natural a ver a las palabras como los bloques fundamentales a partir de los cuales se construye el idioma, y cuando intentamos aprender uno nuevo nuestro primer instinto es tratar de acumular la mayor cantidad de bloques posibles. En algunos casos ésta no es una mala idea, al menos no tanto. En otros es una receta para el desastre, y la razón es simple: los distintos idiomas son distintos, pero no son todos distintos en la misma forma. Si el idioma que estás tratando de aprender es relativamente cercano al tuyo, entonces el método que se basa en la acumulación de ladrillos puede llegar a serte útil, aunque es probable que te deje con algunas peculiaridades lingüísticas, pero mientras más te alejes de tú lengua materna, más probable será que te metas en problemas.

Por una cuestión de simplicidad, tomemos al español como nuestro punto de partida.

Si quieres estudiar inglés o francés es posible que la técnica del recolector de ladrillos te resulte suficiente porque la estructura gramatical es relativamente reconocible, y puede ser transferida de un idioma a otro en una forma que resulte comprensible, aún si el resultado no es particularmente elegante. ¿Alemán? Ahí ya te estás buscando un problema. Intenta hacer lo mismo con el japonés y… y bueno, y lo más probable es que te topes de frente con una pared de ladrillos porque la estructura resulta absolutamente incompatible. Cuando pasamos al japonés nos encontramos repentinamente en un mundo de postposiciones en lugar de preposiciones (la palabra correcta es partículas, pero eso no resulta particularmente relevante), en el cual se conjugan tanto los verbos como los adjetivos, pero no se conjugan en primera, segunda y tercera persona del singular y del plural, como sucede en español, sino que se conjugan en afirmativo y negativo, formal e informal, y eso es sin mencionar siquiera el hecho de que incluso la palabra ‘yo’ suele ser diferente para hombres y para mujeres. ¿Qué rayos?

Ahora a eso agrégale el hecho de que muchos métodos multilingües (especialmente esos que están basados en el uso de aplicaciones) tienden a tratar a los idiomas como si fueran absolutamente equivalentes, llegando incluso al absurdo de intentar usar los mismos ejemplos en los distintos casos, y no tardarás en darte cuenta de por qué es que no llegas a ningún lado. En fin, asumiendo que tu presupuesto es relativamente normal, y que no puedes pagar los cientos de horas de instrucción personalizada con un maestro de carne y hueso que serían necesarios para que llegaras a dominar un idioma desde cero, ¿cuáles son tus alternativas?

Lo mejor que puedes hacer es volver a la analogía entre el aprendizaje de un idioma y la construcción de una casa, y recordar que si bien las palabras son tus bloques fundamentales, tus ladrillos, la construcción de una casa implica algo más que una mera acumulación de éstos. Necesitas tener un plano, unos cimientos, y algunos elementos estructurales antes de poder comenzar a apilar esos ladrillos… e incluso cuando llegas a esa etapa debes apilarlos en forma ordenada.

En otras palabras, lo primero que vas a necesitar es algo que no te va a hacer demasiada gracia: un buen libro de gramática que esté concebido con la lengua que quieres aprender en mente, y de preferencia uno que haya sido escrito pensando en los hispanohablantes, porque ese es otro de los aspectos en los que los hablantes de los distintos idiomas difieren: las cosas que se les dificultan no siempre son las mismas, y eso puede hacer que las traducciones sean menos eficaces de lo que deberían ser. Por ejemplo en el caso del inglés el uso de los pronombres es obligatorio, y no se los puede dejar implícitos. Los japoneses, por el contrario, tienden a dejar el sujeto implícito siempre que sea posible, asumiendo que su interlocutor es lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de quién está haciendo qué. Dado que el español hace lo mismo, aunque quizás en menor medida (por lo general decimos ‘voy al cine’ en lugar de ‘yo voy al cine’), los hispanohablantes no suelen tener mayores dificultades para comprender este concepto, pero muchos de los libros que están disponibles en español para el estudio del japonés han sido traducidos directamente del inglés, y por lo tanto le dedican páginas y más páginas a este tema. El resultado es que los lectores acaban más confundidos por la presencia de una explicación absolutamente innecesaria, que por el concepto en sí, concepto que para ellos nunca representó misterio alguno.

La siguiente cosa que tienes que hacer es tomar ese libro de gramática y leerlo. Y sí, dije leerlo. No dije ni estudiarlo ni memorizarlo. Lo que estás tratando de hacer por ahora es darte una idea general de cómo funciona el idioma en cuestión, no dominarlo de un solo golpe. Recuerda, en esta etapa estas cavando los cimientos, no construyendo una casa.

De hecho deja que dé un segundo paso atrás porque si bien el uso de un libro de gramática te permitirá construir tu edificio sobre una base sólida, antes de empezar a cavar los cimientos es importante que tengas un plan, de preferencia uno que sea lo suficientemente realista como para evitar frustraciones, y la clave para lograr eso está en responder una serie de preguntas tales como para qué quieres aprender el idioma en cuestión, y qué pretendes hacer con el mismo una vez que lo domines.

La forma en la que te vas a acercar al aprendizaje del idioma no va a ser la misma si lo que necesitas hacer es dominar los aspectos básicos lo más rápido posible porque estás a punto de mudarte a un país en el cual esa es la lengua nativa, que si lo que quieres hacer es leer tu libro favorito en su versión original. Tampoco te va a venir mal aceptar de entrada el hecho de que vas a cometer errores a mansalva, y que no importa que tanto te esfuerces es poco probable que llegues a sonar algún día como un hablante nativo. Pero no nos adelantemos, y volvamos a los aspectos más básicos.

Si tu motivación es que estás a punto de mudarte tu prioridad debe ser un manejo funcional, por elemental que éste sea, de la lengua en cuestión. No te preocupes, eso no quiere decir que no vayas a mejorar con el tiempo (de hecho el estar inmerso en el idioma te va a permitir avanzar más rápido de lo que lo haría el mejor de los maestros), pero de entrada lo más importante es que puedas preguntar ‘¿Dónde está el baño?’ y comprender la respuesta. Sí, poder debatir La guerra y la paz con los hablantes nativos puede parecer fascinante, pero nunca va a estar acompañado del mismo grado de urgencia… especialmente no cuando estás urgido. Por el otro lado si tu motivación es menos inmediata, lo más probable es que tus prioridades sean otras.

Entonces, ¿cuáles son algunos de los aspectos del lenguaje que nunca vas a poder dominar por completo, especialmente no en un idioma que no esté íntimamente emparentado con el tuyo? Bueno, aparte de la pronunciación están los diversos aspectos culturales que definen las interacciones entre los seres humanos, y que no pueden ser fácilmente codificados, y también algunos detalles que resultan imposibles de traducir.

Un par de ejemplos que probablemente has notado si alguna vez has hablado con un extranjero (especialmente si se trata de un anglófono) que estaba intentando hablar en español es que el decidir si en una situación específica corresponde el uso de tú o usted les resulta extremadamente difícil porque no existen reglas claras que guíen el uso de estas dos formas, sino que depende de una serie de normas sociales no escritas, y eso les resulta confuso. Otro aspecto con el que suelen tener problemas es que en la mayoría de los idiomas ser y estar son un mismo verbo. La clave para entender esta dificultad es que en su mente no existen los casilleros necesarios para mantener estos dos verbos separados, y eso les hace casi imposible el aprender a reconocerlos (por otro lado, si quieres aprender japonés, una de las cosas con las que te vas a encontrar es que esos dos verbos se convierten en tres, y lo hacen según principios totalmente diferentes).

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Otros dos aspectos que es casi seguro que van a ser una fuente interminable de frustraciones en tus intentos por dominar una lengua extranjera son las expresiones idiomáticas (problema que se debe a que éstas suelen ser imposibles de traducir, y que frecuentemente no parecen siquiera tener sentido), y las preposiciones, porque en general el uso de las condenadas no tiene nada que ver con la lógica.

La siguiente pregunta es si estos consejos van a ser suficientes para garantizar tu éxito, y la respuesta es… ni remotamente, pero con un poco de suerte van a hacer que el fracaso sea menos probable.

Por otro lado, si quieres algunos consejos adicionales que puedan ayudarte en forma más especifica a lograr tu objetivo, sigue leyendo.

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