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Cuando las palabras estorban/Inglés para internautas (idiomas, español)

Cuando las palabras estorban/Inglés para internautas

 

Cuando las palabras estorban/Inglés para internautas
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Título: Cuando las palabras estorban/Inglés para internautas
Autor: Clea Saal
Tema: estudio de los idiomas
Idioma: español
Formato: tapa blanda
Publicado: 25 de enero de 2021
Páginas: 207
ISBN: 979-8700087896
Precio: $11.95

Nota: si el idioma que quieres aprender NO es el inglés el primero de los dos títulos que constituyen este libro está disponible como libro electrónico aquí (y si el idioma que te interesa es el inglés de todos modos te aviso que en este enlace puedes encontrar el primer capítulo del otro tomo).


Inglés para internautas – Introducción

Este libro fue concebido como una especie de complemento de otro llamado Cuando las palabras estorban; cómo no fracasar al aprender un idioma extranjero. Si lo que tienes en tus manos es la versión impresa, los tienes a ambos, ya que fueron publicados en un volumen doble por cuestiones técnicas (léase, un libro tradicional tiene un número mínimo de páginas, y publicarlos por separado no era viable… eso, y que dado lo reducido de cada uno de estos volúmenes, es más económico este formato). Si tienes frente a ti la versión electrónica, entonces tuviste la opción de comprarlos por separado. En cualquiera de estos casos, te recomiendo que empieces leyendo Cuando las palabras estorban, ya que el método usado a lo largo de este segundo tomo se basa en los principios que fueron explicados en el primero, con la diferencia de que Cuando las palabras estorban trata el tema del aprendizaje de un segundo idioma en términos generales, mientras que Inglés para internautas se concentra en un idioma en específico: el inglés, pero no el inglés en su conjunto, sino en aquellas habilidades que te van a permitir acceder a aquellos recursos en internet que no están disponibles en español.

Afrontémoslo: nos guste o no, si bien el español tiene un mayor número de hablantes nativos, el inglés es la lengua franca de la red, siendo el idioma en el cual se distribuye el 56% del contenido. El inglés es seguido por el ruso con un 7.3%, y el español aparece en tercer lugar con un 4.7%. Claro que la metodología del estudio que dice centrarse en los diez millones de sitios más populares puede estar teniendo un efecto considerable en estas cifras. Por ejemplo, el hecho de que el chino aparezca en el onceavo lugar con tan solo 1.5% del contenido me parece un poco sospechoso (hay otras estadísticas que le dan al chino un 3%, y que ponen al alemán por encima del español con cerca de un 6%, el problema es que estas estadísticas alternativas son un poco más viejas y la situación puede haber cambiado). De todos modos, los números exactos no importan. Lo que importa es la desproporción que se hace evidente en cualquiera de los casos. Como referencia, se calcula que el veinte por ciento de la población mundial habla inglés, aunque solo un cinco por ciento son hablantes nativos.

Mi objetivo es ayudarte a incorporarte a ese veinte por ciento, aunque sea por la puerta de atrás.

En fin, por las dudas no hayas leído Cuando las palabras estorban, creo que es importante mencionar aquí que una de las cosas que diferencían mi forma de afrontar el estudio de la lengua de los métodos tradicionales es que no me concentro en ‘aprender a hablar’, sino que divido el idioma en cuatro componentes (leer, escribir, hablar y entender) a los cuales los trato como independientes pero interconectados, y donde si bien es cierto que estos componentes interactúan y hacen las veces de base los unos de los otros, la realidad es que no siempre es necesario dominarlos a todos. En el caso de internet el énfasis está primero en la lectura, seguida de la comprensión de la lengua hablada. La escritura ocupa un tercer lugar muy distante, al grado de ser casi innecesaria a menos que quieras crear contenido en esa lengua, y lo último que necesitas (cosa que no quiere decir que sea irrelevante) es aprender a hablar el idioma. En otras palabras, estamos hablando de lo opuesto de aquello que enfatizan los métodos tradicionales: el habla.

En Cuando las palabras estorban divido a estos cuatro aspectos en pasivos y activos. En los pasivos tú simplemente recibes la información en el idioma extranjero (leer y escuchar), en los activos tienes que generarla (hablar y escribir). La cosa es que cuando le estás haciendo frente a un aspecto pasivo no necesitas tener cada palabra en la punta de la lengua o la pluma, lista para saltar en el momento en que sea requerida, solo tienes que tenerlas almacenadas en la memoria, sabiendo que cuando las veas o las escuches las vas a reconocer.

Eso significa que la tarea que tienes frente a ti para poder lograr tu objetivo se ha reducido, de un solo golpe a mucho menos de la mitad, de hecho probablemente se ha reducido a la cuarta parte… y no, no estoy exagerando, la diferencia es así de notable.

El otro aspecto en el que este texto difiere de los métodos tradicionales es en que no parte de cero, y trata de cubrir todos los aspectos del lenguaje, sino que por el contrario asume que hablas español (sí, ya lo sé, la mera idea es descabellada), y que por lo tanto, si hay un punto en el que la estructura gramatical es la misma en ambos idiomas, basta con decirlo. Eso sin mencionar que trato de mantener los términos técnicos al mínimo.

Sí, éste es, al menos en teoría, un libro de gramática, pero si bien una cierta familiaridad con la gramática es indispensable, ésta también tiene que ser invisible, o mejor dicho instintiva. Al hablar en español no estás pensando en la diferencia entre el gerundio y el infinitivo, o en la concordancia de los tiempos verbales, o en la diferencia entre el objeto directo y el objeto indirecto. Esas son cosas que resultan totalmente irrelevantes, y si bien en algún momento lo más probable es que algún maestro haya tratado de explicártelas, esa es una lección que tiene tan poca utilidad en el mundo real que lo más probable es que la hayas olvidado hace años. El inglés, por el contrario. te puede parecer un idioma extraño y misterioso en un primer momento, y tu primer instinto puede ser querer ponerlo bajo un microscopio y analizarlo como si fuera un ser extraterrestre, pero la realidad es que si quieres dominarlo su gramática te tiene que resultar tan intuitiva como la del español, y eso es algo que solo vas a lograr cuando dejes de pensar en ella.

Ya sé, demasiado zen, y la lógica de vacaciones.

¿La otra buena noticia? Que el inglés es uno de los idiomas más fáciles de aprender, especialmente si tu punto de partida es el español. De hecho no resulta más difícil que las lenguas romances a pesar de ser técnicamente una lengua germánica (explicación rápida: las lenguas romances son aquellas derivadas del latín, que era el idioma de los romanos, mientras que las lenguas germánicas son las que se derivan de los idiomas que hablaban los ‘bárbaros’ más allá de las fronteras; bárbaros que acabaron repartiéndose el imperio entre ellos). Esto se debe a algunas peculiaridades de la historia de Inglaterra que vamos a ver en el próximo capítulo, porque una cosa que es importante recordar es que los idiomas son un producto de la historia; que no existen aislados unos de otros, sino que pertenecen a familias; que tienen un árbol genealógico bien definido; que se mezclan e interactúan; que son un producto de viejas guerras y viejas conquistas, y que son siempre cambiantes.

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El inglés es un idioma que se clasifica como germánico occidental, el español es una lengua romance, pero tanto las lenguas romances como las lenguas germánicas son parte de la familia de idiomas indoeuropeos, y no solo eso: si bien sus orígenes son diferentes, durante los últimos mil quinientos años las lenguas romances y las lenguas germánicas han estado interactuando en forma constante, coexistiendo en los mismos territorios donde distintos grupos se alternaban en el poder, o en territorios vecinos… y si hay un idioma que ejemplifica esta interacción, éste es precisamente el inglés. Veamos a qué me refiero.

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